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Ananké Asseff es artista visual con un abordaje multidisciplinario. Su obra incluye fotografía, instalación, video y performance e/otros.

Asseff busca de manera permanente reconocer y ampliar los límites, explorando espacios de libertad y consciencia que elabora y se manifiestan a través de su proceso creativo.

 

Guiada por una profunda inquietud sobre la relación entre cómo miramos, cómo sentimos y vivimos, establece espacios en los que invita a reflexionar sobre la propia responsabilidad en la construcción personal y colectiva, y la relación con lo que nos rodea.

 

La artista considera que el lenguaje no representa la realidad sino que la constituye.

 

En su etapa temprana ha sido reconocida por su abordaje y cuestionamiento sobre el constructo personal y social, tomando el miedo y la violencia como los signos característicos y manifiestos de la época.

 Luego de su exposición retrospectiva con más de 60 obras (2017), decide profundizar en esos cuestionamientos desde otros espacios filosóficos. A través de una multiplicidad de medios y de una economía de elementos, sus procesos largos y  rigurosos culminan en una coherencia estética reconocible más allá de los tópicos o los formatos con los que trabaja.

 

Asseff es una artista a quien no le interesa reiterarse. El lenguaje y materialidad de sus obras  siempre devienen de una necesidad discursiva.

 Una de las características de su obra radica en el relacionamiento que establece con el espectador. Sus investigaciones y críticas, políticas y éticas a la representación van adoptando modos de expresión más complejos y sus obras logran un equilibrio entre un alto contenido conceptual, emocional y sensorial.

 

Desde una concepción espiritual su obra nace del deseo íntimo de expresar y materializar la transición entre lo no visible y percibido desde los sentidos hacia lo que entendemos como evidente y real. Los medios que utiliza se unen dentro del campo unificado de representación donde el cuerpo (en un sentido abarcativo) se convierte en el instrumento con el que intervenir, comunicar y crear espacios que incluyen tanto lo político como lo fenomenológico.

 Para Ananké, el abordaje de cada una de sus obras es como un ritual de los que buscan sanar.

Ananké Asseff is a visual artist with a multidisciplinary approach. Her work includes photography, installation, video and performance among others.

Asseff continuously seeks to recognize and expand limits, venturing into spaces of freedom and consciousness that she elaborates and manifests through her creative process.

 

Guided by a deep interest in how we see, feel and live relate to each other, she establishes spaces that invite us to reflect on our own responsibility in both personal and collective construction and our relationship with our surroundings.

 

The artist considers that language does not represent reality, but instead constitutes it.

 

In the early stages of her career, she was recognized for her approach towards and questioning of personal and social constructs, interpreting fear and violence as characteristic and manifest signs of our time.

Following her retrospective exhibition which included over 60 works (2017), she decides to delve deeper into these questions departing from other philosophical spaces. Through a multiplicity of media and very few elements, her long and rigorous processes culminate in an aesthetic coherence that is recognisable beyond the subject matters or formats she chooses to work with.

 

Asseff is an artist who has no interest in reiterating herself. The language and materiality of her pieces always originate from a discursive necessity.

One of the characteristics of her work lies in the relationship she establishes with the spectator. Her political and ethical research and criticism of representation adopted more complex modes of expression, and her works have achieved a balance between high conceptual, emotional and sensorial content.

 

From a spiritual conception, her work is born out of an intimate desire to express and materialise the transition between what is not visible and perceived from the senses, to what we understand as evident and real.

The media she uses come together within the unified field of representation where the body (in an all-encompassing sense) becomes the instrument with which to intervene, communicate and create spaces that include both the political and the phenomenological.

Ananké approaches each of her projects like a ritual with the purpose of healing.

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